El vitral del Santuario de los Mártires de Guadalajara: una obra que desborda fe, arte e ingeniería
En 2019 se cumplen 90 años de la finalización de la Guerra Cristera (1926-1929), un alzamiento de los católicos mexicanos contra la persecución religiosa de que eran objeto y por el triunfo del Reinado Social de Cristo sobre México. Su ejemplo heroico plasmó en la práctica del espíritu de la encíclica Quas Primas, que había promulgado en 1925 el Papa Pío XI al instituir la fiesta de Cristo Rey.
Miles de ellos murieron en combate y miles como mártires. El Santuario de los Mártires de Cristo en Guadalajara (Jalisco), ciudad epicentro del movimiento cristero, se empezó a construir en 2007 exclusivamente con las aportaciones de los fieles y de empresas locales, y va poco a poco cumpliendo etapas. Entre ellas, y aunque todavía no fue concluido, ser ya lugar habitual de ceremonias religiosas.
Uno de los elementos más impresionantes de la estructura del santuario será su vitral, fabricado, según explica el ingeniero responsable, Jorge Ortiz Bencomo, con "los mejores vidrios y los mejores metales" para garantizar "una durabilidad muy larga", una resistencia extraordinaria al paso del tiempo y a las circunstancias climatológicas.
El creador artístico del diseño es el monje benedictino Gabriel Chávez de la Mora, quien buscó una "transición de colores con la idea de alegría, de fiesta, de elevación, gloria, un hosanna, una idea ascensional que conlleva Resurrección".
Héctor Manuel Castellanos, coordinador general de la construcción, destaca que el Santuario es un proyecto que "nos une como Iglesia" para venerar "esas vidas ejemplares que dieron su vida a causa de su fe", además de dar "servicio e infraestructura" a una de las diócesis más pujantes de México y de toda América, como es la de Guadalajara.
El martes me fusilan, una ranchera de inspiración cristera, en la voz del gran Vicente Fernández y con imágenes de Cristiada (2012), de Dean Wright, con Andy García y Peter O'Toole.