Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La Semana Santa de Nicaragua, intramuros y sin «la borriquita»: «El fervor del pueblo debe resistir»

Bendición de los ramos en el atrio de Catedral San Pedro apóstol, en Matagalpa.
Momento de la bendición de los ramos en el atrio de Catedral San Pedro apóstol, en Matagalpa: solo un ejemplo de cómo será la celebración de la Semana Santa de 2023 en Nicaragua.

José María Carrera

La querida "Borriquita" no salió este domingo en las calles de Nicaragua, ni lo harán otras históricas procesiones como la de Ánimas o la del Encuentro a lo largo de toda la semana, bajo mandato del régimen de Ortega y Murillo.

La decisión fue comunicada hace más de un mes, pero se materializó este domingo de ramos cuando la arquidiócesis de Managua se vio realizando su tradicional procesión del Triunfo o "Las Palmas" en un lateral de la Catedral Metropolitana de la catedral.

Una prohibición que se extiende semanas atrás -cuando ya se suprimieron por orden de Daniel Ortega otros actos religiosos públicos que se realizan durante la Cuaresma- y que se enmarca en un contexto  de fuerte hostilidad y enfrentamiento del régimen contra la Iglesia. La expulsión del nuncio en 2022, Waldemar Stanislaw Sommertag, y el posterior cierre de la sede diplomática de la Santa Sede con la salida del país de Marcel Diouf son dos de los hechos más recientes en que se materializó la crisis.

Mientras, en febrero, el Gobierno de Nicaragua prohibió sacar los pasos a las calles durante la Cuaresma y la Semana Santa, advirtiendo que la procesión del domingo de Ramos se limitaría a la realización del vía crucis y otras procesiones tendrían lugar en el interior de las parroquias, como anunció el cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes.

El Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos (Cenidh) denunció a través de sus redes sociales que "la prohibición de procesiones de cuaresma y Semana Santa en Nicaragua son una flagrante violación a la libertad de conciencia, religión y libertad de expresión".

"El fervor del pueblo debe resistir"

"Este año, sin procesiones a nivel nacional, la Semana Santa estará incompleta, mutilada, faltará el cuerpo de la participación popular, pero ante tanta represión el fervor del pueblo debe resistir y fortalecerse", indicó ese organismo, que vaticinó que "más temprano que tarde los nicaragüenses volverán a salir en procesiones y en libertad".

Un acto de represión que el gobierno ha tratado de suavizar con el anuncio de la liberación de 2.500 presos comunes que pasarán de estar recluidos en los centros penitenciarios al régimen de convivencia familiar.

"Todas estas personas se encontrarán con su familia estos días… Es una convivencia familiar que celebra esta pasión, esta esperanza y esta resurrección", señaló Murillo el pasado 30 de marzo, en referencia a las excarcelaciones que se hicieron efectivas al día siguiente.

"La pasión llena de esperanza, trasciende los dolores y nos promete la resurrección de Cristo Jesús en nuestros corazones", agregó la mandataria.

Semana Santa "intramuros"

Aunque las procesiones no salieron a las calles, miles de nicaragüenses asistieron a pequeñas procesiones que se realizaron en el interior de templos y catedrales, como en la Catedral San Pedro Apóstol, donde también tuvo lugar la bendición de los ramos en el atrio mientras los fieles cantaban: “Bendito el que viene en el nombre de Señor”.

El arzobispo de la Arquidiócesis de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, también roció agua bendita sobre las palmas en los predios de la Catedral de Managua, las repartió entre los presentes y anunció que la ceremonia de bendición la realizaría cuando entraran a la catedral, donde se celebró la misa. Concluida esta, se anunció que el tradicional viacrucis del Viernes Santo, que cada año reúne a miles de personas, se realizaría igualmente en los predios de la catedral.

En el caso de la Catedral de Matagalpa, diócesis que preside monseñor Rolando Álvarez, preso político de la dictadura desde agosto del 2022, feligreses y asistentes denunciaron que esta estuvo sitiada por la guardia de Ortega. 

Lo mismo pasó en la Catedral de Jinotega, donde el obispo de esa diócesis, monseñor Carlos Herrera, presidió la celebración. Monseñor René Sándigo, obispo de la diócesis de León, realizó la bendición de las palmas al interior de la catedral de esa ciudad.

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