Presenta denuncias -a veces ignoradas- sobre niñas vendidas
Hermana Giustina: una misionera salesiana lucha contra el abuso a las niñas en el Amazonas
Asegura que no tiene miedo de las amenazas de muerte que ha recibido. Su asociación recoge niñas heridas, violadas o amenazadas, las alimenta y enseña oficios.
En São Gabriel de Cachoeira, en la Amazonía brasileña, sor Giustina Zanato, una misionera salesiana italiana de 63 años, se bate por defender a las niñas de 1012 años que son vendidas por muy poco dinero a hombres sin escrúpulos.
Sor Giustina vive al lado de los más pobres en la Amazonía desde 1984. “Hemos presentado muchas denuncias, pero no hemos obtenido resultados. Es muy triste pensar que quien debería hacer respetar la ley no lo hace”, dijo la misionera, que desde 2008 coordina el programa “Menina feliz”, asociación que asiste a las niñas violadas y abandonadas.
Las Hijas de María Auxiliadora tienen un centro donde se ayuda a estas niñas a las que, además de alimentar y vestir, se les da la oportunidad de que aprendan un oficio con cursos de costura, artesanado e informática.
La misionera ha testificado muchas veces contra los responsables de los abusos pero asegura que no tiene miedo de las amenazas de muerte que ha recibido.
“Me muevo por toda la ciudad y no tengo miedo. Sé que desempeño mi papel de religiosa y de persona perteneciente a la familia indígena, que tan bien me acogió a mi llegada al Brasil”, dice sor Giustina.
São Gabriel de Cachoeira es una ciudad de 38.000 habitantes de la Amazonía, cerca de la frontera con Colombia, donde más del 90 por ciento de la población es indígena. La hermana Giustina arriesga cada día su propia vida por defender a la infancia inocente de los abusos de los adultos.
Sor Giustina vive al lado de los más pobres en la Amazonía desde 1984. “Hemos presentado muchas denuncias, pero no hemos obtenido resultados. Es muy triste pensar que quien debería hacer respetar la ley no lo hace”, dijo la misionera, que desde 2008 coordina el programa “Menina feliz”, asociación que asiste a las niñas violadas y abandonadas.
Las Hijas de María Auxiliadora tienen un centro donde se ayuda a estas niñas a las que, además de alimentar y vestir, se les da la oportunidad de que aprendan un oficio con cursos de costura, artesanado e informática.
La misionera ha testificado muchas veces contra los responsables de los abusos pero asegura que no tiene miedo de las amenazas de muerte que ha recibido.
“Me muevo por toda la ciudad y no tengo miedo. Sé que desempeño mi papel de religiosa y de persona perteneciente a la familia indígena, que tan bien me acogió a mi llegada al Brasil”, dice sor Giustina.
São Gabriel de Cachoeira es una ciudad de 38.000 habitantes de la Amazonía, cerca de la frontera con Colombia, donde más del 90 por ciento de la población es indígena. La hermana Giustina arriesga cada día su propia vida por defender a la infancia inocente de los abusos de los adultos.
Comentarios