Agresión insólita en el país, las iglesias de los países hispanos lo condenan con fuerza
Paramilitares pro-Ortega golpean al Nuncio, al cardenal y al obispo Báez en una iglesia en Nicaragua
“Condenable y repudiable el hecho cobarde de agredir a obispos, al nuncio y a sacerdotes por personas afines del gobierno y paramilitares”, ha denunciado oficialmente la Arquidiócesis de Managua (Nicaragua) en un comunicado difundido este 9 de julio.
La arquidiócesis denunció que paramilitares y simpatizantes del Gobierno de Daniel Ortega atacaron física y verbalmente a un grupo de obispos y sacerdotes cuando visitaban pastoralmente el departamento de Carazo, al sur de la capital.
La agresión ocurrió hacia el mediodía en la Basílica Menor de San Sebastián de la ciudad de Diriamba. Entre los agredidos están las máximas figuras de la jerarquía católica en el país: el arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo José Brenes; el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez; y el Nuncio del Papa, el polaco Waldemar Somertag, que lleva en el país desde enero.
"Nunca habíamos visto en Nicaragua situaciones así, verdaderamente es triste. Nuestra misión es hacer presente a Jesucristo. No hemos ido en una acción de violencia, hemos ido a las parroquias para consolar a nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento, sin embargo hemos recibido esa agresión y todo lo sufrimos por Cristo", ha publicado el cardenal Brenes en las redes sociales.
Ha recordado las palabras de San Pablo en la persecución ("vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, de las persecuciones sufridas por Cristo") diciendo que "lo hemos experimentado en carne propia".
Este pasado domingo 8 de julio al menos 14 personas murieron a causa de la represión violenta cometida por los policías antidisturbios y los paramilitares afines al régimen de Daniel Ortega, que lleva 11 años seguidos en el poder. Las víctimas pertenecían a las ciudades de Matagalpa, Jinotepe, Diriamba y León. Por eso, los obispos viajaron al día siguiente a Diriamba a expresar su cercanía a la población herida por la violencia.
Además, había en la basílica unos enfermeros y misioneros franciscanos sitiados por una turba de activistas pro-gubernamentales (muchos de estos agresores iban encapuchados) y los obispos querían ayudar a liberar a estos misioneros.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) ha condenado con una nota el 9 de julio la agresión contra obispos y sacerdotes. “La delegación cumplía la misión de Jesucristo, estar al lado del pueblo sufriente, una visita pastoral a sacerdotes y fieles de la zona de Carazo, víctima de policías, paramilitares y turbas produciendo muerte y dolor”, señaló.
Muebles y objetos de la basílica que las turbas destrozaron y arrojaron
Dentro del templo las turnas rompieron objetos sagrados,
como este ángel junto al Sagrario
El Cardenal Leopoldo Brenes dijo haber “sentido la fuerza brutal” contra sus sacerdotes. “Perdónales Señor, porque no saben lo que hacen”, afirmó. Una vez de vuelta a Managua, los eclesiásticos se recogieron en oración para pedir por la paz en el país.
El obispo auxiliar, José Báez informó en su cuenta de Twitter que fue “herido” y “golpeado en el estómago”. “Me arrebataron las insignias episcopales y agredido verbalmente. Estoy bien gracias a Dios. Se liberó la basílica y a quienes allí estaban”, indicó.
"Tenían preparada una turba para que nos agrediera", protestó el padre Edwin Román, quien resultó lesionado en un brazo.
También los periodistas que acompañaban a los religiosos fueron golpeados y a algunos les robaron equipo.
Tras el ataque, la Iglesia aplaza las mesas de mediación
La Iglesia en Nicaragua está intentando ser mediadora y testigo en un diálogo entre las partes enfrentadas, pero este lunes suspendió las mesas de trabajo debido a la agresión física en la basílica de Diriamba.
El Episcopado había citado este lunes a la mesa de Verificación y Seguridad, así como a la mesa Electoral (aunque no a la de Justicia), para reiniciar el diálogo nacional. Sin embargo, optó por aplazar las dos mesas de trabajo tras el ataque
Los encapuchados asediando la entrada de la basílica (foto de La Prensa Nicaragua)
Apoyos de otras iglesias hispanas
La Arquidiócesis de Monterrey (México) se solidarizó con sus hermanos obispos a través de Twitter: “Nos unimos en oración con los hermanos de Nicaragua y nos solidarizamos con Mons. Silvio José Báez tras el ataque que recibió”, expresó.
El arzobispo de Panamá expresó su apoyo con un vídeo, y la Conferencia Episcopal de Costa Rica lo hizo con una nota de condena a la violencia y apoyo a los obispos.
Desde España, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, anuncia sus oraciones. “Rezo por vosotros, los obispos y el pueblo de Nicaragua, para que el Señor os mantenga, con la fuerza de su gracia y de su amor, come valientes testigos suyos en medio de la violencia”.
“Nuestra solidaridad con los obispos nicaragüenses agredidos brutalmente por su defensa del pueblo y nuestra denuncia de este atropello. Oremos por esta nación hermana”, dijo el P. José Gil Tamayo, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española.
Más de 300 muertos en varias semanas
El conflicto nicaragüense se inició en abril con protestas contra la reforma de la ley del seguro social que quería imponer el Gobierno. Aunque Ortega retiró al final la reforma, las represalias a cargo de grupos afines al régimen provocaron muertos que indignaron a la población, que respondió con más manifestaciones, a su vez reprimidas con más dureza y más víctimas mortales. Se calcula que ya más de 300 nicaragüenses han sido asesinados durante estas semanas de protestas.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Ortega por graves violaciones a los derechos humanos. La CIDH ha señalado “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país”.
Los obispos de Costa Rica apoyan a los de Nicaragua; las iglesias de los países hispanos han ido publicando sus denuncias contra la agresión violenta