Donde nadie más llega
Motonaves misioneras, vitales para la evangelización en diócesis enormes y pasadas por agua
Selvas inundadas 6 meses al año, islas perdidas, ríos inabarcables: en los barcos de la Iglesia van médicos, maestros y religiosos
Los franciscanos, los grandes exploradores de la Amazonía, se atrevieron con todo: tribus belicosas, insectos peligrosos y ríos abruptos. Desde que el padre Sobreviela, en 1790, hizo un mapa de la cuenca del Huallaga y Ucayali, ha llovido mucho. De hecho, sigue lloviendo mucho: el 70% de la diócesis de Requena, un territorio del tamaño de Castilla La Mancha en la zona amazónica del Perú, pasa 6 meses al año cubierta de agua.
En la República Democrática del Congo, la archidiócesis de Kisangani ha adquirido, gracias a 10.000 dólares aportados por el DOMUND, una embarcación para recorrer el río Congo y sus numerosos afluentes que atraviesan todo el territorio. La mayoría de las parroquias están en las riberas y el transporte fluvial es la mejor opción.
Al sur del mismo país, la diócesis de Kilwa-Kasenga también tiene la mayoría de sus parroquias en las riberas del río. En este caso se trata del río Luapula, frontera entre la República Democrática del Congo y Zambia. En este caso se han aportado 18.000 dólares para una nueva embarcación.
En Lae, también en Papúa, se ha adquirido una embarcación por 5.000 dólares que permitirá a un sacerdote de las islas de Siassi poder hacer viajes a los diversos puestos misioneros. Hasta ahora el viaje más breve duraba 24 horas, dado el estado en que se encontraba la antigua barca. Además el padre Gerard Vains no se desplaza por río sino por el mar de Salomón.
En Asia, en Myanmar, la antigua Birmania, está Mawlamyine, enclavada en la misma desembocadura del río Salween, que forma un inmenso delta con muchas islas. En dos de estas islas, “Catherine” y la Isla de los Reyes, se quieren establecer dos parroquias. Los 10.000 dólares que ha donado el DOMUND permitirán no sólo los desplazamientos sino también el transporte de los materiales de construcción.
Para poder atender a las comunidades, la Iglesia mantiene una vieja motonave, la "Granada". Su mantenimiento y el gasóleo cuesta dinero: Obras Misionales Pontificias (www.omp.es) a través del Domund, aporta 9.000 dólares. En el barco, en recorridos de dos meses, viajan los misioneros, los catequistas, el personal sanitario y los voluntarios católicos, como los de la ONG Hesed Perú (www.hesedperu.org), con sede en Carcaixent, Valencia, de donde es natural el obispo de Requena, el franciscano Juan Oliver Climent. Los 150.000 habitantes del Vicariato de Requena (que incluye tribus aisladas u hostiles, como los panos, remos, cunibos o cashibos) están muy cerca de la gente de Carcaixent mediante el obispo y la ONG (vea aquí las fotos de estas misiones franciscanas y su vida junto a los ríos Ucayali, Guanache o Tapiche: http://www.selfran.org/81fgm/00menu.php ).
Un trozo de Amazonas, como Portugal y Andalucía juntas
Hay otro territorio de misión, cercano a Requena, cuyo nombre ya da una idea de la necesidad de un barco: San José del Amazonas. También aquí los franciscanos son los encargados de la misión, y tienen su propia motonave, que se llama (con devoción) la "San Francisco". Necesita reparaciones, por lo que las Obras Misionales han destinado 5.000 dólares para una revisión general.
Sin la nave, sería imposible atender esta diócesis del tamaño de Portugal y Andalucía juntas. En la parte más remota e interior de Perú, San José hace frontera con Ecuador, Colombia y Brasil y sus 180.000 habitantes (75% de católicos) se encuentran dispersos a lo largo de los ríos Amazonas, Napo, Putumayo y Yavari. Les atienden 18 curas y 30 religiosas, siempre río arriba y río abajo.
También en el sur de Colombia, en el vicariato apostólico de Guapi, se han dedicado 4.000 dólares a la compra de un bote fuera borda que ayudará en los desplazamientos de los misioneros de la parroquia de Santa Bárbara en el río Iscuandé, una parroquia a la que no llega ningún camino ni carretera.
Barcos para misionar en África
Obras Misionales también apuesta por los barcos en África. En Zambia se han destinado 10.000 dólares para comprar una embarcación para la parroquia de Chilubi, en el lago Bangwelu, un lago con unos 50 kilómetros de longitud y unos 20 de anchura, del que vive y en el que vive prácticamente toda la población de la zona.
En la República Democrática del Congo, la archidiócesis de Kisangani ha adquirido, gracias a 10.000 dólares aportados por el DOMUND, una embarcación para recorrer el río Congo y sus numerosos afluentes que atraviesan todo el territorio. La mayoría de las parroquias están en las riberas y el transporte fluvial es la mejor opción.
Al sur del mismo país, la diócesis de Kilwa-Kasenga también tiene la mayoría de sus parroquias en las riberas del río. En este caso se trata del río Luapula, frontera entre la República Democrática del Congo y Zambia. En este caso se han aportado 18.000 dólares para una nueva embarcación.
Mejor la barca a motor que remar en canoa
Al otro lado del mundo, en Oceanía, en Wewak, Papúa-Nueva Guinea, se han aportado 2.000 dólares para la compra de una barca a motor. La parroquia de Kanduanum está compuesta por 25 centros misioneros y cerca de 9.000 fieles, a los que hasta ahora se llegaba en canoa.
En Lae, también en Papúa, se ha adquirido una embarcación por 5.000 dólares que permitirá a un sacerdote de las islas de Siassi poder hacer viajes a los diversos puestos misioneros. Hasta ahora el viaje más breve duraba 24 horas, dado el estado en que se encontraba la antigua barca. Además el padre Gerard Vains no se desplaza por río sino por el mar de Salomón.
En Asia, en Myanmar, la antigua Birmania, está Mawlamyine, enclavada en la misma desembocadura del río Salween, que forma un inmenso delta con muchas islas. En dos de estas islas, “Catherine” y la Isla de los Reyes, se quieren establecer dos parroquias. Los 10.000 dólares que ha donado el DOMUND permitirán no sólo los desplazamientos sino también el transporte de los materiales de construcción.
La Iglesia, como San Pedro cuando saltó de la barca, "camina" sobre las aguas y llega a las más remotas islas y selvas, pero para ello es necesaria la generosidad de muchos a través del DOMUND o de los proyectos misioneros.
Comentarios