Sábado, 21 de diciembre de 2024

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Diez Santos que nos enseñan sobre San José

Diez Santos que nos enseñan sobre San José

Diez Santos  que nos enseñan sobre San José

por Convertidos Católicos

Hoy 19 de Marzo celebramos la festividad de San Jose, el esposo de María, el padre nutricio de Cristo en la Tierra. San José en la Iglesia ha recibido muchos títulos muy hermosos: "La sombra del padre", "el último patriarca", "el justo", "Patrono de la Iglesia". Sin embargo su figura y devoción no es muy conocida dentro del mundo católico, es por ello que con este artículo pretendo ayudar a descubrir más rasgos de la devoción al Santo Patriarca. 

En las Escrituras no encontramos palabras pronunciadas por este santo varón, sin embargo a lo largo de la historia de la Iglesia si que se le han aplicado algunos textos, no muchos, a su figura: San José sería el " administrador fiel y prudente" (Lc 12,42); "el custodio del Señor" (Prov 27,18), "el empleado fiel y cumplidor" (Mt 25,21.23), es figura del antiguo José, por ello se nos manda "Ir a José"(Gen 41,55). Y así como José fue virrey de Egipto y el más importante del reino después del faraón, así José es el virrey de la Iglesia, es decir, el santo más importante de todos después de María Santisima.

¿Que han dicho los santos sobre san José?

1-SAN EFREN DE SIRIA: Bienaventurado eres tú, justo José, porque a tu vera creció quien se hizo niño pequeño para hacerse a tu tamaño. El Verbo habitó bajo tu techo sin abandonar por ello el seno del Padre... Quien es hijo del Padre, se llama hijo de David e hijo de José.

2-SAN AGUSTIN : igual que ella fue madre sin concupiscencia carnal, así también él fue padre sin unión carnal. Por tanto, por él pueden ascender o descender las generaciones. Pero no lo apartemos porque careció de concupiscencia carnal. Su mayor pureza reafirme su paternidad, no sea que la misma santa María nos lo reproche. Ella no quiso anteponer su nombre al del marido, sino que dijo: Tu padre y yo, angustiados, te estábamos buscando89. No hagan, pues, los extraviados murmura—dores lo que no hizo la casta esposa. Contemos, pues, por la línea de José, porque, como es marido casto, es igualmente casto padre. Pero antepongamos el varón a la mujer según el orden de la naturaleza y de la ley de Dios. Porque, si apartándole a él, ponemos a María en su lugar, dice, y con razón: «¿Por qué me habéis apartado? ¿Por qué no ascienden o descienden por mí las generaciones?». ¿Acaso se le dice: «Porque no lo engendraste por medio de tu carne»? Pero él replicará: «¿Acaso ella le dio a luz por obra de la suya?». Lo que obró el Espíritu santo, lo obró para los dos. Siendo —dice— un hombre justo. Justo era el varón, justa la mujer. El Espíritu Santo, que reposaba en la justicia de ambos, dio el hijo a ambos. Pero el que el hijo naciese también para el marido lo obró en el sexo que convenía que lo diera a luz. (Sermon 21).

3-SANTA TERESA DE JESUS: Y tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer.

4-SAN BERNARDINO DE SIENA: Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en el cielo; al contrario, la ha colmado y consumado. ( Sermón 2).

5-BEATO CLAUDIO DE LA COLOMBIERE: Aunque no hubiera otra razón para alabar a San José, habría que hacerlo, me parece, por el solo deseo de agradar a María. No se puede dudar que ella tiene gran parte en los honores que se rinden a San José y que con ello se encuentra honrada. Además de reconocerle por su verdadero esposo, y de haber tenido para él todos los sentimientos que una mujer honesta tiene para aquel con quien Dios la ha ligado tan estrechamente, el uso que él hizo de su autoridad sobre ella, el respeto que tuvo con su pureza virginal le inspiró una gratuidad igual al amor que ella tenía por esta virtud y, consiguientemente, un gran celo por la gloría de San José [. . . ]. ( Panegírico de san José, Exordio. Texto recogido por Mons. Villelet, Les plus beaux textes sur saint Joséph, La Colombe, Ed. du Vieux Colombier, París 1959, Pp. 113-115).

6-SAN FRANCISCO DE SALES: No hemos de dudar en manera alguna de que este glorioso santo goza en el cielo de mucho crédito ante Aquel que tanto le favoreció hasta el punto de elevarlo hasta allí en cuerpo y alma; lo cual es tanto más probable cuanto que no nos queda de él ninguna reliquia en la tierra; y me parece que nadie puede dudar de ello, porque ¿cómo pudo negar a san José esta gracia Aquel que se le mostró obediente durante toda su vida?... Y, si es verdad, cosa que debemos creer, que en virtud del Santísimo Sacramento que recibimos, nuestros cuerpos resucitarán el día del juicio, ¿cómo podemos dudar de que hizo subir consigo a los cielos en cuerpo y alma al glorioso san José que había tenido el honor y había recibido la gracia de llevarlo con tanta frecuencia en sus brazos, en los cuales Nuestro Señor tanto se complacía? Es pues indudable que san José está en el cielo en cuerpo y alma. ¡Qué dichosos seríamos, si mereciésemos tener parte en sus santas intercesiones! Porque nada se le niega ni por parte de Nuestra Señora ni de su glorioso esposo.

7-SAN ALFONSO MARIA LIGORIO: “A nadie se le oculta cuán poderosa debe ser ante Jesucristo la interce­sión de San José, cuando se meditan las palabras del Evangelio: erat subdi­tas illis (Le 2,51). Es decir, que durante tantos años el Hijo de Dios se ocu­pó en obedecer puntualmente a José y a María. Lo que vale tanto como afirmar que, apenas San José manifestaba su voluntad con una palabra o con un signo cualquiera, Jesús lo ponía al punto por obra. Esta humilde obediencia de Jesús eleva la dignidad de San José por encima de todos los Santos de la corte celestial, a excepción de la Madre de Dios.[…]   Hemos de ser devotos de San José principalmente para que nos ob­tenga una buena muerte. Por haber librado a Jesús de los lazos que se le tendieron, tiene el privilegio especialísimo de librar a los moribundos de los asaltos del demonio; y por haber asistido durante tanto tiempo a Jesús y María, proporcionándoles con su trabajo el alojamiento y la manutención, tiene el privilegio de alcanzar para sus devotos una asistencia muy particu­lar de Jesús y María en el trance supremo de la muerte.

8-SANTA TERESA DE LOS ANDES: "He puesto en defensa de mi causa dos grandes abogados que no pueden ser vencidos: mi madre Santísima, a quien jamás he invocado en vano y me ha sido mi guía verdadero toda mi vida, desde muy chica y mi padre San José -a quien he cobrado gran devoción-, que lo pueden todo cerca de su divino Hijo», «pues estoy segura que la Sma. Virgen y mi padre San José no han podido hacerse sordos a ruegos tan constantes y llenos de santa caridad». 

9-SAN JOSE MARIA ESCRIVA DE BALAGUER:  "Si queréis un consejo que repito incansablemente desde hace muchos años, Ite ad Joséph  (Gen 41,55), acudid a San José: él os enseñará caminos concretos y modos humanos y divinos de acercarnos a Jesús [. . . ]. Tratándole se descubre que el Santo Patriarca es, además, Maestro de vida interior: porque nos enseña a conocer a Jesús, a convivir con El, a sabernos parte de la familia de Dios. San José nos da esas lecciones siendo, como fue, un hombre corriente, un padre de familia, un trabajador que se ganaba la vida con el esfuerzo de sus manos. (J. ESCRIVA DE BALAGUER. Es Cristo que pasa,38-39).

10-SAN PABLO VI: "san José fue un hombre pobre, honesto, laborioso, pero tiene una insondable vida interior. San José es un hombre comprometido, todo para María y para Jesús. Para él los trabajos, las responsabilidades, los riesgos, los afanes de la pequeña y singular familia. Para él, el servicio; para él, el trabajo; para él, el sacrificio en la penumbra del cuadro evangélico, en el cual nos place contemplarlo y ciertamente 24 con razón llamarlo dichoso y bienaventurado... San José es el modelo de los humildes que el cristianismo eleva a grandes destinos; san José es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo, no se necesitan grandes cosas, sino que se requieren solamente las virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas (Homilía del 19 de marzo de 1969).

 “San José es el hombre justo, que lleva consigo todo el patrimonio de la antigua Alianza” (Redemptoris custos 32)

Jesus Urones-Evangelizador Católico.

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