Concilio Vaticano II: Un debate que nos debemos
por Marcelo González
Ya se ha publicado en italiano y pronto saldrá la edición en francés, de la segunda obra de Mons. Brunero Gherardini sobre el Concilio Vaticano II.
El más reciente concilio ecuménico de la historia de la Iglesia tiene características enteramente originales que no han sido debidamente debatidas por el mundo católico, tal vez porque produjo tantos amores como rechazos ya desde sus tormentosas sesiones.
Estando aún en deliberaciones, muchos católicos ya se anticipaban mediante experiencias de todo tipo, desde litúrgicas hasta sociales, doctrinales y místicas, a la aplicación de sus futuras conclusiones. Se comenzó a hacer desde entonces la distinción entre “Concilio” y “espíritu del Concilio”, esto último una suerte de numen animador que, muchos esperaban, superaría las tímidas novedades de sus textos.
Basta leer obras como “El Rin desemboca en el Tiber”, del periodista y sacerdote Ralph Wiltgen para comprender el fermento de ideas y luchas que subyacen bajo sus documentos, con frecuencia producto de compromisos entre partes seriamente desavenidas.
Largo sería reseñar el llamado “posconcilio” y las crisis profundas que la Iglesia atravesó en esos años.
Hoy, y especialmente a partir del discurso de Benedicto XVI a la Curia Romana a finales de 2005, podemos decir que transitamos un post-postconcilio. Lo que ha amojonado el nacimiento de este período tan interesante es la descripción del papa actual de una “hermenéutica de la ruptura”, que buscaría alejarse de las raíces legítimas del Vaticano II hacia aventuras doctrinales descaminadas.
La novedad que presenta la obra de Brunero Gherardini, profesor emérito de larguísima actuación en las universidades de la Santa Sede y director de la prestigiosa revista internacional de teología “Divinitas”, es el planteo de la existencia de un “contra-espíritu” conciliar, no solo ya en su aplicación o interpretación, sino en los textos mismos, cuya redacción resultaría demasiado compleja como para no vincularla en absoluto, a modo de causa, con la “hermenéutica de la ruptura”.
Dice Gherardini que una metodología razonable para emprender una comprensión profunda del Vaticano II requiere la distinción de cuatro niveles en sus textos:
- el nivel genérico de un concilio ecuménico en tanto concilio ecuménico;
- el nivel específico en tanto pastoral;
- el nivel de referencia a otros concilios;
- el nivel de la innovaciones.”
Y es en el nivel de las innovaciones donde radica la clave de toda esta interpretación o hermenéutica, afirma Mons. Gherardini. En particular, en la innovación metodológica que ha resignado el sistema teológico tomista, rompiendo con la forma mentis del magisterio tradicional.
El Concilio ha relegado este método teológico movido por la voluntad de encontrar una reconciliación con la ideas modernas, desde el iluminismo a la actualidad. Y esto hubiera sido imposible en términos filosóficos y teológicos tomistas.
Otro punto que destaca Mons. Gherardini es la renuncia a toda voluntad definitoria. El acto magisterial, en el sentido que la Iglesia lo ha comprendido hasta el Concilio Vaticano II, es esencialmente un acto de “definición”, o una puesta de límites conceptuales. El autor manifiesta que no puede apreciarse en la redacción de los textos conciliares, aparte de los pasajes que repiten magisterio anterior, una intención definitoria. Por el contrario, es evidente el deseo de evitar toda definición.
Esta renuncia, connatural a la renuncia del método tomísta, lleva a concluir no en una negación expresa del magisterio precedente, sino en la afirmación de una continuidad que en los hechos no se sostiene, dice el catedrático y canónigo de la Santa Sede.
Es por eso que nos debemos un debate metodológicamente ordenado, sin invectivas descalificatorias por un lado, y sin erigir al Vaticano II en una suerte de “superconcilio”, superador, precisamente, del magisterio precedente.
La interesantísima obra del canónigo romano ha sido reseñada en sus lineamientos esenciales en una nota que puede consultarse en mi web. Pero por sobre todo, y especialmente en Europa, parece recomendable estar atentos a su lectura, ya que en breve esta segunda parte estará disponible en varios idiomas.