Chueca invadida por evangelizadores de Totus Tuus
Estoy todavía con el subidón de haberme pasado ayer por la tarde noche a visitar al grupo de Totus Tuus que se dedica a evangelizar en pleno de corazón en Chueca un sábado por la noche al mes.
Este grupo que fue precedido en su misión por Anuncio (auspiciado por el omnipresente en temas de evangelización Mons. Domique Rey) tiene muchas cosas que lo hacen especial, y está atrayendo a gente de muchas realidades diferentes de la Iglesia.
Y es que evangelizar a la gente que sale en un barrio tan conocido y popular, donde las calles están invadidas de la más variopinta representación de la noche madrileña, tiene mucho atractivo para cualquiera que tenga sangre de evangelizador en las venas.
¿La clave de lo que hacen? Como no se cansa de repetir el P. David de Jesús, religioso de los Discipulos Jesús que acompaña y guía a este grupo: oración, oración, oración, para hacer la obra del Espíritu Santo y no la propia.
La velada comienza con una Misa y una formación a puerta cerrada, a las que sigue una cena en la que se comparte entre los evangelizadores un bocadillo y un poco de conversación para conocerse.
Al grupo llega mucha gente nueva, entre estos algunos de Acción Católica, bastantes carismáticos y un neoconverso que a su 27 años es la mascota de la Adoración Nocturna en Madrid. Junto a ellos los veteranos: consagradas de la Frater, cursillistas, el equipo de Totus tuus, algún “free lance” y el párroco del lugar.
Todos ellos se preparan para la evangelización, y para ello se reza un rosario, se expone al Santísimo y se hace una oración de envío, bendiciendo con el Santísimo a las parejas de evangelizadores (“los envió de dos en dos” Lc 10) que salen a la calle armados con la fuerza del Espíritu Santo y con unas cuantas palabras de vida que darán a las personas con las que entablen conversación.
Una vez dado el pistoletazo de salida se abren de par en par las puertas de la parroquia de San Ildefonso, situada en plena movida y bullicio nocturno de Chueca. La gente, curiosa, se agolpa en la entrada, tanto que a veces no hace falta ni salir a buscarlos.
Se les invita a coger una vela y a presentar su oración delante del Santísimo en la parte de adelante. Algunos miembros del equipo se quedan orando, otros en la puerta y muchos se diseminan por las calles y el gentío a esparcir la invitación.
Poco a poco traen a los alejados, los visitantes, los curiosos, los ya cristianos, los potenciales conversos…todo un espectáculo pues se encuentran con un Santísimo majestuosamente plantado en el altar con toda la iluminación centrada en él y ese extraño grupo de jóvenes que oran, invitan, acogen, mientras el sacerdote ejerce su ministerio en el confesionario.
Toda una fiesta, en medio de un lugar donde la gente anda de fiesta, pero no sabe a dónde va ni lo que está buscando.
A la una y media vuelven los evangelizadores, se da la bendición final, y se comparten testimonios de lo que ha sido la noche. Nadie se quiere ir, a veces el meritorio párroco que presta la parroquia para este tinglado sale a las tres de la mañana pidiendo a la gente que se vaya a casa.
Los frutos ya se pueden palpar, en la especial presencia de Dios en todo el evento, en el gozo y alegría de ser Iglesia que tienen todos los que trabajan como evangelizadores, y por supuesto en las personas que se acercan a Dios.
Personalmente todo el asunto me maravilla, y reconozco la acción de Dios en todo ello, y me da una sana envidia. No puedo evitar pensar lo que me comentaba Jose Antonio, uno de los impulsores del tema, acerca de la falta de concreción que tiene la gente que se pone a hablar de Nueva Evangelización en la Iglesia.
No podemos pasar el día hablando sobre cómo evangelizar y permitirnos el lujo de no echarnos al tajo. A evangelizar se aprende evangelizando, sólo así. Habrá errores, metidas de pata, faltas de sensibilidad…es parte de un proceso como el que están viviendo Totus Tuus, en el que lo importante es responder a la llamada e ir viendo por donde te lleva el Señor.
Todo empezó cuando Anuncio dijo que no seguiría en Chueca tras la JMJ…y esto es lo que ha salido, un grupo creciente de gente joven de diferentes movimientos y realidades de la Iglesia que está haciendo algo nuevo.
Lo hermoso es que lo que hacen es lo mismo que el Espíritu Santo ha suscitado en Italia con los Sentinelle del Mattino de mi querido don Andrea Brugnoli, pionero del primer anuncio con quien he trabajado codo con codo en varias ocasiones.
Ciertamente hay mucho camino que recorrer, y quizás el reto más grande es cómo dar el segundo paso, cómo acoger y dar seguimiento a las personas que se encuentran con una experiencia de Dios de una manera tan inesperada en las calles de un lugar de marcha.
No podemos contentarnos con un momento de primer anuncio, y tampoco debemos olvidar que no hay atajos ni caminos fáciles en el camino hacia convertir a una persona en cristiana y discípulo de Cristo.
Tras el anuncio, viene la respuesta, la conversión, y después el seguimiento. Hace falta un catecumenado adecuado, introducir términos como el de discipulado, y redescubrir los pasos de una iniciación cristiana que por fuerza se tiene que basar en crear comunidades capaces de acoger este nuevo fenómeno.
La estructura pastoral de la Iglesia, tal cual la tenemos configurada actualmente no responde a esta realidad, sino a la de una sociedad que fue y ya no es, por lo que no todo es tan sencillo como hacer un poco de primer anuncio y mandar a la gente de vuelta a donde caigan (parroquia, grupo, etc).
El desafío está ahí, y en Totus lo saben, y ojalá que sigan por donde van, aglutinando a la gente de Iglesia, y creciendo en el carisma que Dios les ha dado, configurándose como un ejemplo práctico de Nueva Evangelización en un momento tan crucial como el actual.