Una de las presencias más esperadas en el
I Congreso Internacional sobre Género, Sexo y Educación celebrado este viernes en Madrid era la de Walt Heyer, quien se sometió a tratamientos hormonales y quirúrgicos para intentar vivir como una mujer y al cabo de unos años hubo de volver atrás, con algunos efectos irreversibles. Sus palabras son un testimonio clarificador sobre el daño que se le puede hacer a una persona abordando con prejuicios ideológicos, aunque bajo el paraguas de la intervención médica, un problema psicológico.