Es una vieja tradición representar en la festividad de Todos los Santos el
Don Juan Tenorio (1844) de José Zorrilla, segunda gran recreación dramática, junto a
El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630) de Tirso de Molina, de uno de los grandes arquetipos de la literatura. Su escena final es una gran plasmación del enfrentamiento en el alma, presta ya al juicio de Dios, entre los remordimientos y el arrepentimiento. Aquí vemos a Francisco Rabal como Don Juan y a Concha Velasco como Doña Inés, en la histórica representación capitaneada por Gustavo Pérez Puig en 1966 para
Estudio 1 de Televisión Española, que
aquí puedes ver completa.