Aunque la celebración de la Navidad en Tierra Santa se centró en lo espiritual por la actual guerra, no faltaron ocasiones de alegría festiva. Un ejemplo fue el de los Magos, que hicieron acto de presencia en Belén representados por tres frailes franciscanos: Fray Luis Enrique Segovia, guardián del convento franciscano de Belén, llevó una rosa de oro. Fray Alberto J. Pari, secretario de la Custodia de Tierra Santa, llevó incienso, que alimentó el turífero con el que se incensaron los lugares santos de la manifestación de Jesús, en la gruta de la Natividad. Fray Jad Sara, responsable de la enfermería de los frailes, llevó la mirra, el aceite perfumado que se usaba antiguamente para los entierros.