"Durante mucho tiempo nos preguntamos cómo podríamos colaborar con la Iglesia presente en estos lugares santos. Entonces descubrimos que había una gran necesidad de cuidar a niños con discapacidades físicas y mentales, especialmente a aquellos que eran abandonados debido a su condición. Así comenzó nuestro primer trabajo aquí en Belén, cerca de la Basílica de la Natividad, gracias a la colaboración con el Patriarcado Latino que nos proporcionó la casa donde hoy acogemos a 39 niños", dice una de las hermanas del Instituto del Verbo Encarnado, cuya familia religiosa llegó a Belén hace 35 años.