La "enfermedad" que aqueja a la Iglesia es tan grave que no admite comparación ni precedente, afirma el padre Santiago Martín a las puertas del sínodo, y tal vez "sería tarde" si no contásemos con la ayuda de Dios. Cuando se diagnostica un cáncer la noticia es terrible, pero solo entonces pueden empezar a aplicarse las terapias que pueden salvarnos, las cuales pide de forma apremiante el fundador de los Franciscanos de María.