José Luis del Palacio, obispo emérito del Callao (Perú), vivió mayo del 68 y regresó de él con una desazón que se acabó al entrar en contacto con Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal. Acabaría siendo el propio San Juan Pablo II quien le propusiese ser sacerdote.