Ante "un momento dificilísimo como quizá no ha vivido la Iglesia en toda su existencia", la inmensa mayoría de los obispos que conservan la fe han respondido con un estruendoso silencio ante la abierta y pública desobediencia al Papa de sus compañeros alemanes, un cisma de facto que rechaza además explícitamente diversos puntos de la moral cristiana. El padre Santiago Martín sugiere tres causas de esta pasividad y lamenta que hayan dejado solo a Francisco ante una rebelión que amenaza con llevarse por delante las últimas ruinas de la Iglesia centroeuropea.