El reciente despedazamiento de la comunión anglicana por su división en la fe debe servirnos de lección a los católicos, comenta el padre Santiago Martín: una Iglesia "inclusiva" en el sentido de acoger por igual la fe y la falta de ella, el dogma y la herejía, el bien y el mal, no es católica, y acaba convertida en una "Iglesia de dictadores".