La mexicana Mayra Rodríguez trabajó 17 años para Planned Parenthood, de donde salió cuando comprendió que, aunque ella no participaba directamente en abortos, era responsable de un mundo oscuro incompatible con su conciencia. Fue despedida, y a partir de ahí empezó a trabajar de forma activa con el movimiento provida, en particular convenciendo a sus trabajadores de abandonar el negocio.