No solo es Ucrania: el mundo sufre también, recuerda el padre Santiago Martín, en Nicaragua, en Venezuela, en Cuba, en Hong Kong, en el centro de África... Pero nuestra esperanza no está puesta en que los responsables de esta maldad le pongan freno. Está puesta -y ésa ha de ser la principal meditación al acercarse la Navidad- en Jesucristo porque Él perdona los pecados y nos espera en la vida eterna. El fundador de los Franciscanos de María también recuerda que estos días son buenos también para "echarse la mano al bolsillo" y ayudar a los cristianos que sufren en todas estas circunstancias.