El 28 de mayo tuvo lugar en Buenos Aires, siguiendo un modelo que nació en Polonia y se ha extendido luego por Ucrania, Irlanda, España y otros países americanos, un Rosario de Hombres que concluyó con una Salve en el templo y las palabras, aplicables a todos los países del mundo, del arzobispo emérito de La Plata, Héctor Aguer.