"Concede a tu siervo un corazón atento para discernir el bien del mal" (1 Re 3, 7-9) y "Enséñame, Señor, tus preceptos" (Sal 25[24], 4): así reza quien, como Salomón, busca la verdad con verdadera intención de encontrarla. Son las lecturas que sirvieron a Trinidad, de las Hijas del Amor Misericordioso, para terminar de resolver una duda que se le planteó sobre la Mater Creatoris.