La delirante obsesión por el lenguaje inclusivo bate día a día sus propios récords. Ya son clásicos el "portavozas" de la podemita Irene Montero (como si el sustantivo "voz" no fuera ya lo bastante femenino) o los terroríficos "autoridadas" y "las mejoras economistas" de la ministra Yolanda Díaz. Pero quien se lleva la palma -solo temporalmente, pues abundan los ideólogos que se esmerarán en disputarle el cetro- es Cristóbal Cuadrado, subsecretario de salud pública en el gobierno comunista chileno, quien durante una rueda de prensa la semana pasada, flanqueado a su izquierda por la ministra de Salud (María Begoña Yarza) y a su derecha por la ministra de la Mujer y Equidad de Género (Antonia Orellana), acabó de un plumazo con toda sospecha de micromachismo o heteropatriarcado en la ciencia farmacológica.