Aparentemente, Occidente sigue siendo un agente político en la escena internacional, pero lo cierto, como argumenta y detalla con casos concretos el padre Santiago Martín, es que Occidente ha socavado sus propios fundamentos: el amor a la verdad de Grecia, el amor a la justicia de Roma y el amor a Dios de Jerusalén, donde Cristo obró nuestra Redención. Occidente ya no es occidental y rescatarlo exige "oración y valentía".