Qué mejor que unas torrijas para completar un buen menú tradicional con el que cumplir el ayuno del Viernes Santo: esa única comida completa en el día que exigen los cánones y que, aun no abundante en demasía, sí puede gozar de un remate tan exquisito como el que nos enseña a preparar fray Ángel Ramón, el cocinero del monasterio franciscano del Santo Espíritu en Gilet (Valencia).