Los rescatadores que informan y rezan en torno a los abortorios logran evitar en algunos casos que las madres maten a sus hijos; ayudan material y personalmente a quienes deciden tener al niño; y acompañan psicológica y espiritualmente a quienes deciden lo contrario y sufren luego en su propia carne las consecuencias del mal causado.