Años antes de la Cristiada de 1926-1929, en México se vivió una fortísima persecución religiosa que culminó con la instigación y comisión de un atentado contra la imagen de la Virgen de Guadalupe, que entonces no estaba protegida, como sí lo está ahora. Fue una bomba colocada el 14 de noviembre de 1921, que estalló y provocó desperfectos importantes en todo lo que había alrededor, salvo en su objetivo. Eduardo Chávez, canónigo de la basílica guadalupana y postulador de la causa de San Juan Diego, cuenta la historia a Javier Olivera Ravasi en Que no te la cuenten.