Desde 2016, el abogado Ignacio Sánchez Meya ayuda a las prostitutas de Barcelona a salir de ese mundo. Su única arma es el Rosario y hablarles de la Virgen, y con quince de ellas ha logrado ese objetivo. «Valentina es una prostituta trans que aún no ha dejado la calle, pero cuando la ves llorar frente al Santísimo entiendes por qué Jesús dijo que nos precederán en el Reino de los Cielos», contó, entre muchos detalles de su labor y de su propia experiencia de conversión, el pasado 9 de octubre durante las V Jornadas Católicos y Vida Pública de Valladolid.