La carta de condolencias de Benedicto XVI por la muerte de un amigo nos ha recordado a todos que nuestro fin último es la vida eterna. El padre Santiago Martín agradece ese recordatorio, que nos hace ver también que la única cuestión importante de nuestra existencia es salvarnos o no: «La ciencia más acabada / es que el hombre en gracia acabe, / pues al fin de la jornada / aquel que se salva, sabe, / y el que no, no sabe nada», reza el poema clásico.