El 12 de julio fue demolida la iglesia siro-malabar de la Pequeña Flor en Delhi (India), de improviso, con todo tipo de imágenes y objetos litúrgicos en el interior. Ninguna autoridad parece hacerse responsable de lo sucedido, y el arzobispo de Faridabad, Kuriakose Bharanikulangara, se ha dirigido directamente al primer ministro indio, Narendra Modi, para pedir explicaciones. Mientras tanto, los sacerdotes, como forma de protesta, mantienen la misa junto a las ruinas.