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Un sacerdote pide perdón por el cierre
Miércoles, 14 de abril de 2021 07:52

En la misa del Jueves Santo, el párroco de la iglesia de Santa Ana en Gilbert (Arizona), el sacerdote Sergio Muñoz Fita (organizador de la peregrinación a Santiago de Compostela de la película Footprints), pidió perdón a los fieles por el cierre de las iglesias durante la pandemia, obligado en unos países por las autoridades públicas, y en otros decidido voluntariamente por los obispos. Unas partes de la homilía fueron pronunciadas en español y otras en inglés, entre ellas las siguientes palabras (minuto 1:11:35 en adelante): «Siento la necesidad de pedir públicamente disculpas por lo que sucedió el año pasado. Soy sacerdote, y en consecuencia, en una pequeña forma, represento a la Iglesia. La represento ante vosotros y también ante este mundo al que Dios ama tanto. Cuando la gente me ve en el mundo (en un restaurante, en un supermercado, en una tienda, en el médico), ven a la Iglesia. Cuando venís a pedirme consejo, no buscáis mi opinión, que es tan falible y frágil como la vuestra: queréis encontrar la guía y la verdad que Dios le ha dado a la Iglesia. Por eso, consciente de esta realidad, quiero esta tarde pediros perdón, y pedir perdón a Dios en nombre de la Iglesia, por mis pecados y los suyos. Pido perdón por haberos dejado sin la Eucaristía durante muchas semanas el año pasado. Muchos de vosotros, en los momentos más difíciles de la pandemia, os dirigisteis a vuestro padre pidiendo pan, y nosotros os dimos una piedra. Os fallamos negándoos la única Comida que puede sostener vuestra esperanza. Os abandonamos cuando deberíamos haber estado más cerca de vosotros. Por esto, en esta Santa Misa, os pido perdón. Lo peor de todo es que no puedo aseguraros que esto no vuelva a suceder, porque, hasta donde yo sé, nadie ha lamentado lo que pasó. Lo que puedo prometeros es que nunca volveré a tomar parte en algo similar, y si la obediencia me sitúa ante esa situación de nuevo, dimitiré para no ser responsable y culpable de algo que, incluso hoy, pesa sobre mi conciencia como el acto del que más avergonzado estoy de toda mi vida».