«Se trata de seguir fielmente a Jesucristo y aceptarle como Dios y hombre verdadero con todas las consecuencias»: el padre Santiago Martín recuerda a los impulsores del cisma alemán cuál es su deber, ante la evidencia de que el «camino sinodal» no solo renuncia a la fe, sino también (intentando justificarse) a los más elementales principios de la razón.