El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, consagró los ocho primeros minutos de la homilía de la festividad de San José, Patrono de la Buena Muerte, a responder a la aprobación el día anterior por el Congreso de los Diputados de la ley de eutanasia. Ha sido un triunfo, envuelto en eufemismos, de la «dictadura del relativismo» y su desprecio de la vida humana.