«Estamos aquí para amar», recuerda Paz, de las Hijas del Amor Misericordioso, y no seremos juzgados por nuestra inteligencia, que es un don de Dios a nosotros, sino por el amor a Él y a los demás, que es lo que nos corresponde devolver. «A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición», enseñó San Juan de la Cruz (Dichos de luz y amor, 64).