Javier tiene siete hijos y la sensación de ser un matao como padre. Acompañado por Igor («su conciencia, o lo que queda de ella»), hace una breve, profunda y divertida reflexión sobre las carencias normales que implica la educación en el hogar y la necesidad de dejarla en las manos de Dios. Pincha aquí para ver más contenidos de Javier en su cuenta de Instagram.