Alonso García de la Puente abandonó su ateísmo al empezar a hacerse preguntas cuando comprobó, como psicólogo de cuidados paliativos, que las personas con fe afrontan mejor la muerte que las personas sin fe. En este testimonio, que se tomó para la película Morir en paz, cuenta con historias concretas el gran impacto que tiene para los enfermos terminales ayudarles a solventar los problemas que les impiden irse de este mundo con paz y serenidad.