El cardenal Crescenzio Sepe, arzobispo de Nápoles, anunció este sábado en la catedral que la sangre de San Genaro, mártir del siglo III, se licuó un año más en el día de su festividad, como «signo del amor, la bondad y la misericordia de Dios» y de «la amistad y la fraternidad» del santo hacia la ciudad que le tiene por patrón.