A los jóvenes se les ha quitado la esperanza con la estafa y el error de haber divinizado la juventud, ocultándoles que en la vida también hay deberes de cumplir, lo que no les ha generado sino desesperación. Una interesante reflexión del padre Santiago Martín en Magnificat TV: «Hemos pasado del "Cuando sea mayor quiero ser como mi padre" a "Mi padre quiere ser como yo". ¿Qué me espera? Si resulta que lo que tengo ahora es lo mejor que voy a tener en mi vida, lo que me espera es solo frustración. Y no tengo ninguna opción de mejorar en la vida, porque lo que tengo ahora es lo mejor, dado que mi padre quiere imitarme a mí, en lugar de ser yo el que imita a mi padre».