En una declaración institucional exclusivamente para hacer este anuncio, Donald Trump advirtió a los gobernadores que impiden la apertura de templos de la injusticia que supone considerar «esenciales» los abortorios y no las iglesias. «Estados Unidos necesita más oración, no menos», dijo, y avisó de que si este fin de semana algún gobernador impide el culto, anulará esa orden. El presidente norteamericano sale así indirectamente en defensa de las diócesis de Minnesota, que anunciaron que este domingo se dirán misas con un aforo superior al que el gobernador del Estado les ha asignado, inferior al de otras actividades a puerta cerrada: mientras los supermercados pueden abrir al 50% de su capacidad, catedrales enormes solo podrían acoger a diez fieles.