Las 18 monjas agustinas del convento de San Leandro, en Sevilla, varias de ellas provenientes de Kenia y Tanzania, han dejado de fabricar sus afamadas yemas para confeccionar 500 mascarillas diarias, en las que trabajan tras recibir de distintas hermandades tanto la tela como las máquinas de coser. En los ratos de descanso, han encontrado en el baloncesto un buen entretenimiento: Ora, labora... y encesta.