Durante el discurso sobre el estado de la Unión que pronunció este martes en el Congreso, Donald Trump hizo un llamamiento a los congresistas (minuto 1:51): «Pido esta noche a los miembros del Congreso que aprueben una legislación que prohíba definitivamente el aborto tardío de bebés». Tras la ovación de los republicanos (muchos de ellos arrastrados a esa posición por el impulso de la Casa Blanca), y con los demócratas significativamente sentados, reiteró lo que dijo el pasado 24 de enero durante su histórica presencia en la Marcha por la Vida de Washington: «Seamos republicanos, demócratas o independientes, seguramente todos estamos de acuerdo en que toda vida humana es un regalo sagrado de Dios». Trump insertó su afirmación provida, polémica en la cámara, después y antes de sendas propuestas de gasto federal para la investigación neonatal y para el permiso laboral por nacimiento, que suscitaron el aplauso unánime de los presentes. En caso de que una legislación provida como la que pidió el presidente norteamericano sea recurrida ante el Tribunal Supremo, él mismo se ha asegurado, con los nombramientos de los jueces Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, de que haya en él -si no hay sorpresas- una mayoría presumiblemente provida, lo que podría suponer la reversión de la sentencia Roe vs Wade de 1973 que legalizó el aborto en Estados Unidos.