El 15 de diciembre, y con una gran fiesta, Charlie McMillan, de 7 meses de edad, fue investido como alcalde de Whitehall, una pedanía de Navasota (Texas). Es un título honorífico, porque la autoridad municipal reside en el pueblo cercano, pero la designación fue real, a iniciativa del cuerpo de bomberos local, que empezó planteándolo como una broma hasta que la idea cuajó. ¿Por qué? Charly ha traído al entorno un mensaje de alegría y esperanza. Iba a ser abortado, pero en el último momento su madre decidió continuar el embarazo y darlo en adopción a sus actuales padres, Chad, de 51 años, pastor baptista, y su esposa Nancy Jane, de 43, agente inmobiliario. Ambos trabajan desde hace años en un centro de ayuda a la mujer embarazada en Houston, a una hora de carretera de Whitehall. «Algunos políticos quieren que se pueda abortar hasta el momento antes del nacimiento. Es terrible», explica Chad: «Mira la alegría que nos ha traído este niño... ¡Hay personas que sí los quieren!» Charlie no es republicano ni demócrata, dicen sus padres, aunque su lema es similar al de Donald Trump: Make America Kind Again [Haz que Estados Unidos vuelva a ser amable]. El mes que viene los McMillan llevarán a Charlie a Washington, D.C., para que lo conozca el senador texano Ted Cruz, un baluarte provida en el Capitolio.