Las distracciones son una piedra en la que permanentemente da un traspiés todo aquel que reza. En particular, por su carácter repetitivo, suceden al rezar el Rosario, que es sin embargo la oración más recomendada por los santos y los Papas, y por la misma Virgen María. Para quien se sienta tentado a abandonar por ese motivo, la hermana Emmanuel Maillard, de la Comunidad de las Bienaventuranzas, aporta un argumento que es... ¡todo un alivio!