La lluvia respetó el desembarco de la Legión en Málaga, pero hizo su aparición durante el traslado del Cristo de la Buena Muerte, que este año hubo de realizarse en un formato abreviado para que la talla de Pedro de Mena no resultase dañada. Nada perdió el acto, sin embargo, de su emoción marcial y su profundo sentimiento religioso, indisociables ambos en algunos de los más granados momentos de la Semana Santa española.