¿Por qué nos interpela tanto ese niño que celebramos cada 25 de diciembre? ¿Qué hay en su inocencia y fragilidad que nos golpea y nos desarma? ¿Por qué intentamos reducirlo a una «nostalgia de la infancia», que sin embargo queremos perpetuar y sublimar? Es la gran reflexión, la única reflexión que procede hacerse en estos días. Fuente: La Contra TV.