Las desgracias también sacan a relucir las virtudes de las personas. Minutos después del desplome del Puente Morandi de Génova, que este martes causó casi cuarenta muertos, los conductores de los coches que habían quedado atrapados en la carretera bajo el puente se amontonaban con la intención de ir a por ellos. Haciendo gala de cordura, profesionalidad, liderazgo, responsabilidad y sentido del deber, un policía genovés se hace con la situación: «Intenten entenderme. Se ha caído el viaducto. El problema de los coches es marginal. Si les dejamos ir a buscarlos y se cae otro trozo de puente, la culpa es nuestra, aparte de que se dejan ustedes la piel. Así que con calma, un coche de cada vez, vamos nosotros a buscar las llaves y vamos nosotros a buscar los coches. Así que les diremos qué coche vamos a ir a buscar, y con calma nos darán las llav