En la villas, los barrios pobres de las periferias argentinas, ayudan a las embarazadas en apuros. Así lo explica Carolina Sánchez, de la diócesis argentina de Quilmes: «Creamos un vínculo con la mujer, desde lo afectivo; somos mujeres de barrio, que en algún momento nos tocó estar a ese lado de la vereda y que logramos superarlo gracias al acompañamiento, a los lugares de contención donde se brinda apoyo». Este miércoles este crimen podría legalizarse en Argentina si una mayoría de senadores, para beneficiar a la industria del aborto, da la espalda a toda esta suerte de iniciativas populares de apoyo a la mujer embarazada.