En el contexto de una vida de servicio a la Iglesia, entregada definitivamente a Dios este jueves a los 75 años, el Habemus Papam de Francisco aquel 13 de marzo de 2013 fue el instante más célebre del cardenal Jean-Louis Tauran, ya aquejado de un severo Parkinson que no le ha impedido, sin embargo, seguir trabajando hasta el final.