«Mantener viva nuestra pequeña iglesia doméstica»: el reto de unos padres con hijos jóvenes
Antonio Fernández y Josefa Dueñas son un matrimonio de la parroquia de San Sebastián de la localidad cordobesa de Añora. Son padres de tres hijas: Ana, de 25 años; Estefanía, de 20; y Nieves, de 14.
Esta familia cristiana, con hijos jóvenes y adolescentes, se enfrenta al mundo de hoy con todos los peligros que conlleva y la dificultad cada vez mayor de ser católica en un ambiente cada vez más descristianizado.
En esta entrevista en la web de la Diócesis de Córdoba hablan de la fe, de ser luz en medio de la oscuridad pero también de las dificultades a las que se enfrentan:
- ¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
- La oración y el amor, que nos ayudan en los momentos difíciles. La jerarquización y el respeto mutuo. También el diálogo y la confianza.
- ¿Qué resulta más complicado en la educación de los hijos en este momento social?
- La sociedad va contracorriente cuando quieres educar a los hijos bajo las enseñanzas de Cristo, lo pinta como algo obsoleto y anticuado. Las nuevas tecnologías, son un atractivo muy interesante, que hacen que se aíslen y muchas veces, aunque físicamente están a tu lado, su mente está muy lejos.
- ¿Qué instrumentos tiene la familia de hoy para manifestarse cristiana?
- Cuando una familia es cristiana se nota a leguas. Se ve el amor que se profesan todos sus miembros, cómo se ayudan, cómo se perdonan, cómo están contentos con lo que tienen y sus expectativas son ser felices con el Señor y no tener muchos bienes materiales. Otro signo es la unidad familiar, la asistencia juntos a las eucaristías y a los actos religiosos,...
- La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?
- Intentamos mantener viva nuestra pequeña "iglesia doméstica". A la hora de la comida, cuando bendecimos la mesa, cada uno pide por sus intenciones o las de alguna persona que nos ha encomendado alguna intención y damos gracias, por supuesto, por todos los dones que se nos dan sin merecerlos. Inculcamos el respeto a los sacerdotes y religiosos, que entiendan que son personas dedicadas a la oración y a nuestra salvación. Que se desviven y lo dan todo por nosotros sin pedir nada a cambio.
Durante la pandemia, al no poder asistir físicamente a los cultos, hemos tenido nuestras celebraciones dominicales y de Semana Santa en casa. Cómo deberes de D. David, nuestro párroco, a todas las familias de la parroquia, construimos nuestro pequeño altar doméstico en Semana Santa y en el mes de mayo, otro para María.
- ¿Cuál es vuestra parroquia? Habladnos de vuestra vida en comunidad.
- Pertenecemos a la parroquia de San Sebastián, de Añora. Estefanía y la mamá, somos catequistas de chicos que se están preparando para recibir el sacramento de Confirmación. Somos muy devotos de nuestra patrona, la virgen de la Peña, pertenecemos a la hermandad y hace algunos años que el cargo de abanderada recae en nuestra familia. Colaboramos participando en la eucaristía cuando se nos requiere y procuramos ayudar en lo que podemos, intentando ser parte activa de la parroquia.
- ¿Cómo imagináis la Iglesia del futuro?
- Una Iglesia dividida en pequeños grupos, que vuelva a sus orígenes. La vida son ciclos y la Iglesia creemos que también. Se habla de que tiene que modernizarse, pero no con nuevas tecnologías, sino que se busca una "Iglesia descafeinada" y eso no va con las enseñanzas de Jesús. La Iglesia del futuro será pequeña, a la que se entra por decisión propia, una Iglesia de los pobres, de los humildes, donde prime el mandamiento de Jesús: "Amaos los unos a los otros cómo yo os he amado".