Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La historia del héroe bíblico es para el obispo un ejemplo de virtudes a imitar y errores a evitar

Munilla: 9 claves que podemos aprender de Sansón para vivir con plenitud la sexualidad y el amor

José Ignacio Munilla, obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante.
Discernir los sentimientos, escuchar los consejos de los seres queridos o conocer las estrategias del demonio son solo algunos de ellos.

J.M.C.

¿Es posible que la aparentemente descarriada historia del que sería un héroe bíblico, Sansón, esconda las claves para lograr una vida feliz en pleno siglo XXI? Para José Ignacio Munilla, obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante, es tan cierto que fue el eje de una de sus catequesis impartidas ante 170 jóvenes en el campamento de verano de La Rua durante la primera mitad de este mes de agosto.

La catequesis, publicada por el mismo Munilla en su canal de YouTube, comenzó introduciendo a Manoa y su mujer, una familia del pueblo israelita que por entonces se encontraba sometido a los filisteos. El matrimonio, incapaz de encontrar un hijo, recibió la visita de un ángel anunciando que tendrían un hijo que salvaría al pueblo de Israel: Sansón sería consagrado a Dios y como signo, nunca podría cortarse el pelo.

Siguiendo la historia escrita en el Libro de los Jueces, Munilla relata cómo Sansón, desoyendo toda lógica, se casó con una filistea y no con una israelita. "Fue un verdadero desastre", comenta el obispo, y desde entonces, se alejó por completo del "plan de Dios" desoyendo a sus padres, a su vocación y a su propia capacidad de discernimiento. Derrotado y traicionado, se purificó en prisión por sus errores y Dios obró el milagro de la salvación de su pueblo a través de un Sansón renovado y purificado.

Esta historia, que podría ser lejana para el mundo actual, es de hecho para Munilla "la de todos nosotros" y reúne en ella las claves -con "errores a evitar" y "virtudes a imitar"- que frente a un mundo "romántico" pero lleno de "heridas y dolor" pueden ayudar a vivir felizmente el amor, la virtud y la castidad desde la vocación de cada persona.

1º No estamos a salvo de nosotros mismos… y podría pasarle a cualquiera

Una de las primeras claves de Munilla es que la de Sansón no es otra historia que la de una persona cuyo corazón "sigue las tentaciones de la carne en lugar de discernir y cuál era la mujer que le iba a hacer santo. Se junta con una prostituta, casi le matan, se enamora de Dalila, le traiciona, le arrestan, perdió su fuerza… ¿Cuál fue su punto débil?", planteó Munilla.

"En vez de amar y pensar cuál era la mujer que Dios había pensado para él y que fuese santo, fue débil al sentirse atraído por muchas mujeres y fácilmente se autoengañaba, yéndose con cualquier mujer sin haber discernido si ese era el camino para llegar a Dios", respondió.

2º "El amor no solo tiene que ser sincero, sino verdadero"

Este hecho, que para Munilla es "digno de meditación para todos", refleja un drama que hoy se sucede a gran escala y precisa de una solución. "Hoy vivimos una cultura de tipo romántico en la que al primer impulso del corazón se le da toda credibilidad, no se discute y se dice que para ser sincero hay que seguir sus impulsos", expone el obispo. Las consecuencias están a la orden del día, y como muestra cita que de entre los múltiples divorcios que se dan actualmente, el 65% de los que se casan por segunda vez se divorcian de nuevo y más del 70% siguen el mismo camino al casarse por tercera vez.

Para Munilla, estos datos son una muestra de que "hoy se sufre mucho porque no hemos aprendido a amar" y el primer paso para hacerlo es "el discernimiento".

"¿Qué le faltaba a Sansón? Discernir con la cabeza. Algunos piensan que el amor es cosa de sentimientos, pero Dios no solo ha dado un corazón, también una cabeza que permite sopesar los pros y los contras. Hoy se dice que hay que ser sincero con los sentimientos, pero también debo ver si estos son verdaderos.

Sin embargo, menciona que los sentimientos "no son sagrados", sino que de hecho "están mezclados con las heridas del pecado y la concupiscencia y tienen que ser purificados y sometidos a un discernimiento de si eso que siento es o no es de Dios" a través de, por ejemplo, preguntas: "¿Esto me va a hacer bien? ¿Me va a acercar a Dios? ¿Qué es lo previsible, que esta persona me ayude a ser más santa o lo contrario?".

3º "¿Los que me quieren, qué me aconsejan?"

El obispo reitera como Sansón desoyó el consejo de sus padres para casarse con una israelita y siguió sus sentimientos ciegamente y sin discernirlos.

"Cuando uno se enamora, suele estar ciego y para discernir es bueno fiarse de los que te quieren. Es importante que nos abramos al consejo de nuestros padres, de nuestros sacerdotes y catequistas y de nuestros amigos que nos ayudan a ser mejores, pues la verdadera amistad tira de nosotros hacia arriba", explica. Por ello, recuerda que es importante valorar "si una relación va a alejar de nosotros a las personas que nos ayudan a crecer y conocer a Dios y si nos aísla. Eso no es una vocación de amor y no viene de Dios".

4º Para que haya confianza es necesario aprender a amar

Munilla alerta de que hoy no es raro ver parejas y matrimonios que no están seguros de que no se vayan a dar infidelidades o traiciones entre ellos. Y la historia de Sansón no era una excepción, porque "no había aprendido a amar. No buscaba a la más buena sino a la más guapa, es un drama que se repite y muchos sufren por ello. Por eso necesitamos criterios para aprender a amar, descubrir dónde están nuestras heridas, saber a amarlas y no dejarnos manipular por la verdadera atracción".

5º Nunca es tarde para pedir perdón y darse cuenta

Cuando a apresaron a Sansón después de su traición, le humillaron, le sacaron los ojos y le quitaron su fuerza. Un tiempo, explica, que seguramente "vivió como una purificación, pediría perdón a Dios por ser tan carnal, tonto y sin discernimiento y no haberle hecho caso a sus padres. Y ahí, estando ciego con el cuerpo fue iluminado por Dios y comenzó a ver con el alma, a descubrir las heridas de las que se valió el demonio para alejarle de su vocación".

Entonces, "Dios recalculó la historia". "En prisión le había crecido el pelo y cuando le sacaron para reírse de él, derrumbó el templo y murieron todos los filisteos con él, aplastados por las piedras. Sus últimas palabras fueron `Muera yo con los filisteos´", a modo de ofrenda de vida en salvación de Israel.

"Entre nosotros también hay quienes han cometido errores y es bueno saber que Dios quiere reconducir nuestra historia hacia la salvación. Dios te reconducirá si te dejas purificar hasta hacerte, como a Sansón, instrumento de salvación para el mundo", instruye el obispo.

6º El demonio es previsible… pero hay que conocerle

Añade un último consejo: "Tras 2000 años, las formas de tentar son previsibles, no es original, y si sabéis que podréis enamoraros de personas que no os convienen, tendremos que tenerlo en cuanta. Algo que ya concoeis, porque le pasó a Sansón. Lo que no puede ser es que no aprendamos del mal ajeno, también de los errores y virtudes de los santos. Y los pecados de Sansón son hoy una lección para nosotros".

Tres afirmaciones para comprender el sentido de la sexualidad

Para Munilla, el ejemplo de Sansón es el de una persona que vivió desnortada por las heridas y el desorden afectivo. Y para sanar esas heridas y desórdenes, también presentes en el día de hoy, "es necesario comprender el sentido de la sexualidad tal cual la creó Dios en la vocación al amor".

7º Enamorarse de cómo Dios nos ha creado

El obispo denuncia que hoy predomina una crisis de identidad en la que "no se descubre nuestra identidad, la masculinidad o la feminidad, y si se descubre, se hace en base a categorías patéticas de luchas de poder o empoderaientos. El sexo no se tiene, se es, y es importante descubrir esa dimensión, que nos identifiquemos y que  crezcamos con ella. Y en la medida en que tengamos heridas que lo pongan en cuestión, deben ser sanadas. Dios nos ha dado una identidad, y la sexualidad tiene el sentido de recibir esa identidad".

8º La sexualidad, "una entrega total y completa"

También es importante comprender el significado de la sexualidad, que no es otro que "decirse con el cuerpo que soy totalmente del otro y para siempre, y por eso solo tiene sentido como una expresión de entrega matrimonial, completa y total".

Por ello, no solo afecta a los matrimonios sino también a los célibes, ya que estos también "dicen con su cuerpo y la renuncia a la sexualidad que su corazón es de Jesucristo para siempre. Es importante discernir como tengo que dar la vida y cuando lo discierna, expresar con el cuerpo dando toda la vida en un amor sin retorno a través de la sexualidad o renunciando a ella por la consagración a Dios".

9º El hombre, colaborador de Dios con la creación

El noveno consejo y tercer aspecto para comprender el sentido de la sexualidad es asumirla como la "colaboración con Dios en la creación": "La sexualidad es la forma en que Dios ha querido que venga la vida, la forma en que puede crearla y entregarla y hacernos a nosotros colaboradores suyos. Por eso la relación sexual está abierta a la vida y pecamos gravemente al cerrarnos a esa transmisión y recurrir a la anticoncepción".

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