La ley de Río Negro permite abortar hasta las 22 semanas... la chica lo superaba por unos días
«Matar a bebés no es mi trabajo»: diputada abortista denuncia a ginecólogo que se negó a un aborto
En mayo de 2017 el ginecólogo Leandro Rodríguez Lastra no tenía ninguna especial militancia a favor de la objeción de conciencia respecto al aborto. Ahora, denunciado por activistas abortistas, es un militante convencido y con él todos los colegas de su hospital de Chipolletti (Río Negro, Argentina).
Lo que sucedió fue que llegó una joven de 19 años pidiendo un aborto, él habló con ella y la convenció para seguir adelante con el embarazo y ahora una diputada y activista abortista, Marta Milesi, lo ha llevado a los tribunales (no la muchacha, que entregó al bebé en adopción).
"Esa personita, cuando crezca, no me acusará"
El ginecólogo se reafirma en lo que hizo. "Tener que asistir una chica que fue violada fue muy doloroso. Puedo decir que hay una persona que no me puede acusar de asesino. Que todavía no lo sabe, en algún momento lo va a saber y esa personita cuando crezca no me va acusar, y eso es lo yo que me llevo. Independientemente de cual sea la resolución desde lo judicial", ha afirmado el doctor Rodríguez Lastra en RioNegro.com.ar.
Este martes 4 de septiembre debía reanudarse el debate oral de la causa, pero se aplazó una semana porque el médico anunció que cambiaba de abogado defensor. En la sesión anterior, hubo un desacuerdo entre la fiscalía, que quería hacer declarar a la joven violada, y la defensa, que consideraba que eso sería revictimizar a la joven.
Desde el punto de vista legal y bioético, es un caso con matices interesantes. Por ejemplo, la ley en Río Negro, redactada e impulsada por la diputada Marta Milesi, la misma que ha denunciado al médico, permite el aborto no punible hasta la semana 22 de gestación. Pero el médico dice que estaba fuera de plazo: la chica estaba embarazada de 22 semanas y media, es decir, que ya sería un aborto punible.
Había dos pacientes en peligro: salvó a la madre y al bebé
Más aún, la chica había tomado unas pastillas que alguien le dio para provocarse un aborto, tenía contracciones, su vida corría riesgo y también la del bebé, que era el otro paciente que un ginecólogo debe intentar salvar y al que quería evitarle lesiones.
"En el caso que yo no hubiera actuado, el peso de la ley hubiera caído sobre mí con el costo de una vida o dos, y yo estaría siendo entrevistado como el médico que no hizo nada para salvar ninguna vida. La formación que tengo como médico va en la línea contraria. Estoy en un hospital público para atender a las pacientes, salvar vidas y cuidar la salud", explicó en Cadena3.com.
Ahora el doctor Rodríguez Lastra y todo su equipo de ginecología de su hospital se declaran objetores de conciencia contra el aborto y defensores de las dos vidas; la diputada abortista Marta Milesi busca amedrentar a los médicos que defienden la vida
La joven llegó primero al hospital de la ciudad de Fernández Oro; de allí, la derivaron al Hospital Pedro Moguillansky, en la ciudad de Cipolletti, donde la recibió Rodríguez Lastra, que es el jefe de Ginecología del hospital y que ese día estaba de guardia. El médico corroboró que tenía 22 semanas y media de gestación y que el bebé pesaba más de 500 gramos. Detuvo las contracciones para impedir un parto prematuro: el bebé habría vivido (la ley obliga a auxiliarle) pero quedando con graves secuelas. Acordó con la madre de la joven embarazada que extenderían el embarazo hasta la semana 35.
Tanto la chica como el bebé están hoy bien de salud y el bebé fue dado en adopción.
La denunciante, diputada abortista y proeutanasia
Los denunciantes (básicamente la diputada abortista kirchnerista Marta Milesi) le atribuyen el delito de "incumplimiento de los deberes de funcionario público". Esta diputada es la impulsora de la actual ley de aborto de Río Negro, que cubre también la despenalización de la eutanasia. Una ley para matar.
La diputada Milesi de la provincia de Río Negro es la impulsora de su ley de aborto y eutanasia... y la que ha denunciado al médico
En concreto, parece que la acusación quiere recriminar al médico que frenara las contracciones que la embarazada tenía a causa de las pastillas que había tomado.
Pero Rodríguez Lastra aclara que la decisión "fue parte de un análisis médico ya que la paciente no estaba bien de salud y debía tomar una medida para protegerla". De acuerdo al diagnóstico que evaluó en ese momento, también estaba en riesgo la madre. "Las circunstancias me obligaron".
Dicho esto, añade que “no me voy a convertir en criminal porque se cometió un crimen anterior [en referencia a la violación]. Yo recibo una paciente en una guardia en mal estado general y la estabilizo".
"No había consentimiento informado ni declaración jurada"
Añade además que si bien la joven manifestó que quería interrumpir el embarazo, la situación "no es tan sencilla como decir 'voy al hospital porque quiero abortar'". Y explicó: "se deben seguir determinadas pautas que en este caso no se seguían, no había un sentimiento informado, ni declaración jurada y esto es importantísimo para que un médico pueda llegar a una conducta de ese tipo", precisó.
"Más allá de lo que manifieste la paciente y es respetable, en un servicio de emergencia la situación no es tan lineal. Hay que evaluar el contexto y en este caso era un peligro para la salud de la paciente", indicó.
Hasta que le tocó vivir este episodio hace 16 meses, el doctor asegura que "no tenía posición como objetor de conciencia". Ahora, en cambio, ve que la ley puede usarse para acusar a los médicos -precisamente después de proteger la salud de dos pacientes- y tanto él como los colegas de su hospital se han declarado objetores de conciencia frente al aborto.
Minuto 1:47: "Matar a bebés no es mi trabajo"
“Volvería a actuar de la misma manera, porque matar bebés no es mi trabajo. No me arrepiento de nada, hice lo mejor que se podía en una situación así", ha declarado en LMCipolletti.com.
Ser médico abortista: una casta aparte en casi todo el mundo
En Argentina, como en tantos otros países, el aborto es una práctica que desagrada y asquea a casi todos los ginecólogos. Incluso en países como España o Italia, que legalizaron el aborto hace 30 o 40 años, sigue siendo una práctica que repugna a la mayoría de los médicos y se reserva a una casta de ginecólogos especializados en ello y que prácticamente no saben nada más de ginecología.
Muchos abortos se delegan también en los médicos más vulnerables, especialmente jóvenes dóciles que empiezan su carrera y necesitan dinero desesperadamente. En cuanto pueden, abandonan esa fea especialidad. Solo individuos muy endurecidos o ideologizados (y que apenas saben hacer más) perseveran en ello.
"Yo preferiría que la Justicia busque a los violadores" y no al médico que está en el otro extremo salvando vidas
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