Kelly fue violada y agredida desde los seis años
«No los llaméis hijos de violador, son hijos de una víctima de violación: como mi hijo, mi héroe»
Kelly Dautel vive en Carolina del Sur junto a su esposo Steven y tres hijos, habiendo perdido un cuarto durante el embarazo. Es bloguera de Salvar el 1, donde ha contado la historia de su violación y del hijo que surgió de ella y le salvó la vida:
La frase que viene a continuación me molesta y enoja: “Soy provida, excepto en casos de violación”. No puedo soportarlo y, al mismo tiempo, tampoco la típica respuesta: “Todavía es un bebé...”. Para que me comprendan, voy a extenderme un poco en este punto.
El potencial manipulador de una expresión
Me gusta la serie Doctor Who. He visto los capítulos completamente en desorden y varios episodios varias veces, simplemente porque me gusta. Uno de ésos es The Long Game [Una jugada larga] y en ese episodio el Editor ha mantenido eficazmente a toda la población humana como esclavos anulando su voluntad y demuestra que fue muy fácil: “Solamente es cosa de énfasis. La palabra correcta, difundida en la forma correcta y repetida las veces suficientes, puede desestabilizar una economía, inventar un enemigo y cambiar un voto”.
Ésta es la razón por la que el término “hijo de un violador” existe.
Todos conocemos los diversos argumentos del aborto, tanto a favor como en contra, y éste no es el debate al que me refiero hoy. Mi enfoque está en las víctimas de violación. Ahora el argumento que a menudo se esgrime es: “Ellas deberían escoger si desean o no estar embarazadas del hijo de un violador”. ¿Lo han escuchado? Independientemente del significado que tengan las palabras, el uso en sí mismo de esa frase, “el hijo de un violador”, desvirtúa el significado.
Falso argumento
La violación es un acto horrible en contra de otra persona y cuando una mujer resulta embarazada numerosas suposiciones entran en escena, muchas de ellas crueles y dolorosas. Primero, tengamos un panorama completo de lo que se dice de las mujeres embarazadas víctimas de violación: “Una mujer no debería ser obligada a estar embarazada de un hijo al que no quiere. Ella no pidió ser violada. Ella no debería ser victimizada teniendo que pasar un embarazo con el hijo de un violador o teniendo que criar el recuerdo de su propia violación. Necesitamos pensar en la mujer y su estado mental. Sería muy difícil para ella criar a ese niño por su cuenta y tener que pasar por los nueve meses de gestación y el parto para traer al mundo algo de lo que no puede hacerse cargo o que le costaría mucho dolor, es horrible”.
Esto es algo que escucho todo el tiempo y suena creíble. Muchas personas están de acuerdo y es fácil pensar: ¿quién no lo haría? ¿Por qué causarle a una mujer un dolor tan grande? Bien, veamos la verdad. El fundamento se encuentra en la idea de que el hijo de un violador no es un descendiente que cuente de entrada con una bendición. Pero estamos olvidando algo; ese niño tiene dos padres genéticamente hablando, la mujer que fue violada es ahora una madre. Estamos hablando del hijo de una víctima de violación, pero hacemos que suene bien la idea de matarlo porque es el hijo de un violador... según su ADN.
Al mismo tiempo, estamos quitándole importancia a la víctima de violación: ella no puede ser madre. Tenemos claro que ahora ella se encuentra dañada por la violación, que no se encuentra mentalmente estable y no tiene la capacidad de cuidarse a sí misma o de cuidar a un hijo. Ella, simplemente, no puede; y eso es total y completamente una gran mentira.
No es cuestión de decisión, es cuestión de percepción. Le estás diciendo a una mujer que porque alguien la violó ella no puede ser madre. Que porque alguien la violó no puede buscar terapia y que ahora debe aislarse y pretender que nada pasó; que porque alguien la violó ella debe olvidarlo y además no puede seguir adelante. Esto no es para nada saludable.
Violada y agredida desde los seis años
Yo, que soy una víctima de violación, te digo que una mujer embarazada víctima de violación necesita ser motivada, necesita buscar ayuda para su depresión, ansiedad y posiblemente, para afrontar el síndrome post traumático. En lugar de ignorar lo ocurrido, ella necesita aprender a aceptarlo, denunciarlo, comprender que lo ocurrido no la define y que puede vivir su vida sin miedo.
Yo digo esto por una simple razón: yo fui violada. Viví una vida de abusos y traumas horribles, demasiado para poder explicarlo aquí. Me lastimaron siendo una pequeña niña, sin manera de protegerme a mí misma y sin el deseo de hacerlo. Abusaron de mi por primera vez a la edad de seis años y siguió durante años por parte de mi padre, mi hermano y un amigo de mi padre, un novio en la secundaria y extraños. Adicionalmente, me encontraba en una relación de pareja violenta que originó que necesitase una cirugía para colocar mi ojo en una nueva órbita y precisó que tuvieran que injertarlo dentro de mi cráneo porque el mío se encontraba tan dañado que ni siquiera podía repararse.
Para hacer más corta la historia, después de todas las veces en las que fui violada, después de todos los años de abuso, me encontraba sentada en la camilla de un hospital y me dijeron que estaba embarazada. No tenía un trabajo formal, no tenía un carro; ni siquiera tenía licencia de conducir. Era anoréxica, había días en los que estaba sin comer o solamente hacía una comida. Me encontraba en proceso de recuperación de autolesionarme (cortarme) y tenía pensamientos suicidas. No tenía mi propia casa ni nada. Traté de estudiar en la universidad, pero no podía obtener ayuda financiera porque era menor de edad y tenían que hacer un estudio financiero de mi padre a pesar de que no vivía con él y de que no me ayudaba económicamente en nada. No podía cuidarme a mí misma, no quería cuidarme; solamente quería que mi dolor terminara y deseaba morir, pero era demasiado cobarde como para tomar la decisión de suicidarme... y ahora estaba embarazada.
Kelly con el hijo que dio sentido a su vida cuando todo parecía perdido.
Dos visiones de la realidad
En este punto comencé a escuchar las dos diferentes historias sobre mí y mi hijo que aún no había nacido. La más fuerte era que yo estaba destruida, que no valía la pena, que no podía criar a este hijo y que iba a destruirme y que era mi decisión y que sería lo mejor para mí matar a mi bebé.
La otra versión que escuché fue que yo era valiosa, que yo no merecía lo que me ocurrió y que podía hacer lo que me propusiera y que si en eso planes se encontraba ser madre, entonces, SÍ, YO PODÍA. Escuché estas palabras de boca de mi predicador, de mi doctor, de mi terapeuta y de parte de algunos amigos y familia. Mientras que el mundo gritaba que yo era un desastre y que este bebé sería una carga, aquellos en quienes más confiaba decían que yo podía y que este bebé era una bendición.
"Por mi hijo"
Simplemente, veía a mi hijo como “mi hijo”. Fui a la Universidad por mi hijo. Empecé a comer correctamente y a seguir los consejos de un nutricionista por mi hijo. Denuncié y le di seguimiento con el abogado de distrito a los cargos presentados contra mi violador, por mi hijo. Estuve en terapia, en escuela padres y trabajé muy duro para ser una mejor persona, por mi hijo. Yo no decidí salvar del aborto la vida de mi hijo: mi hijo salvó mi vida. Porque cuando me dijeron años atrás que estaba embarazada en aquella habitación, me dijeron que estaba embarazada de mi hijo.
El hijo de Kelly: muchos en su entorno querían que lo matase.
Las palabras son tan fuertes y mi hijo no es el hijo de un violador. Él es mi bebé, el hijo de una víctima de violación y mi pequeño héroe. Mi hijo me ha mostrado lo que el amor incondicional es, lo que la familia debe ser y lo que se siente cuando alguien te dice: “Te amo” y lo dice con el corazón y sin condiciones y aún más, lo que se experimenta cuando eres tú quien dice “te amo” y saber que podría caminar sobre vidrios rotos por él. Por mi hijo.
Publico esto y animo a todos los que lo lean a dejar de darle fuerza al enemigo y dejar de llamar a estos niños preciosos lo que no son y llamarles como se debe: víctima conjunta de un crimen, no casos de violación. Llámenlos los hijos de víctimas de violación, no los hijos de violadores. Díganle a la víctima de violación que ella puede, que ella tiene un valor incalculable y que puede superar cualquier cosa. El dolor, la culpa, las noches sin dormir puede que no desaparezcan completamente, pero sí pueden disminuir. De la misma forma que yo, estas mujeres pasarán por esto. Ellas estarán mejor, ellas pueden cuidarse a sí mismas y ser una buena madre. ¡Díganle a una mujer que ella puede criar a su propio hijo!
Pincha aquí para leer otros casos como el de Kelly en el blog Salvar el 1.
La frase que viene a continuación me molesta y enoja: “Soy provida, excepto en casos de violación”. No puedo soportarlo y, al mismo tiempo, tampoco la típica respuesta: “Todavía es un bebé...”. Para que me comprendan, voy a extenderme un poco en este punto.
El potencial manipulador de una expresión
Me gusta la serie Doctor Who. He visto los capítulos completamente en desorden y varios episodios varias veces, simplemente porque me gusta. Uno de ésos es The Long Game [Una jugada larga] y en ese episodio el Editor ha mantenido eficazmente a toda la población humana como esclavos anulando su voluntad y demuestra que fue muy fácil: “Solamente es cosa de énfasis. La palabra correcta, difundida en la forma correcta y repetida las veces suficientes, puede desestabilizar una economía, inventar un enemigo y cambiar un voto”.
Ésta es la razón por la que el término “hijo de un violador” existe.
Todos conocemos los diversos argumentos del aborto, tanto a favor como en contra, y éste no es el debate al que me refiero hoy. Mi enfoque está en las víctimas de violación. Ahora el argumento que a menudo se esgrime es: “Ellas deberían escoger si desean o no estar embarazadas del hijo de un violador”. ¿Lo han escuchado? Independientemente del significado que tengan las palabras, el uso en sí mismo de esa frase, “el hijo de un violador”, desvirtúa el significado.
Falso argumento
La violación es un acto horrible en contra de otra persona y cuando una mujer resulta embarazada numerosas suposiciones entran en escena, muchas de ellas crueles y dolorosas. Primero, tengamos un panorama completo de lo que se dice de las mujeres embarazadas víctimas de violación: “Una mujer no debería ser obligada a estar embarazada de un hijo al que no quiere. Ella no pidió ser violada. Ella no debería ser victimizada teniendo que pasar un embarazo con el hijo de un violador o teniendo que criar el recuerdo de su propia violación. Necesitamos pensar en la mujer y su estado mental. Sería muy difícil para ella criar a ese niño por su cuenta y tener que pasar por los nueve meses de gestación y el parto para traer al mundo algo de lo que no puede hacerse cargo o que le costaría mucho dolor, es horrible”.
Esto es algo que escucho todo el tiempo y suena creíble. Muchas personas están de acuerdo y es fácil pensar: ¿quién no lo haría? ¿Por qué causarle a una mujer un dolor tan grande? Bien, veamos la verdad. El fundamento se encuentra en la idea de que el hijo de un violador no es un descendiente que cuente de entrada con una bendición. Pero estamos olvidando algo; ese niño tiene dos padres genéticamente hablando, la mujer que fue violada es ahora una madre. Estamos hablando del hijo de una víctima de violación, pero hacemos que suene bien la idea de matarlo porque es el hijo de un violador... según su ADN.
Al mismo tiempo, estamos quitándole importancia a la víctima de violación: ella no puede ser madre. Tenemos claro que ahora ella se encuentra dañada por la violación, que no se encuentra mentalmente estable y no tiene la capacidad de cuidarse a sí misma o de cuidar a un hijo. Ella, simplemente, no puede; y eso es total y completamente una gran mentira.
No es cuestión de decisión, es cuestión de percepción. Le estás diciendo a una mujer que porque alguien la violó ella no puede ser madre. Que porque alguien la violó no puede buscar terapia y que ahora debe aislarse y pretender que nada pasó; que porque alguien la violó ella debe olvidarlo y además no puede seguir adelante. Esto no es para nada saludable.
Violada y agredida desde los seis años
Yo, que soy una víctima de violación, te digo que una mujer embarazada víctima de violación necesita ser motivada, necesita buscar ayuda para su depresión, ansiedad y posiblemente, para afrontar el síndrome post traumático. En lugar de ignorar lo ocurrido, ella necesita aprender a aceptarlo, denunciarlo, comprender que lo ocurrido no la define y que puede vivir su vida sin miedo.
Yo digo esto por una simple razón: yo fui violada. Viví una vida de abusos y traumas horribles, demasiado para poder explicarlo aquí. Me lastimaron siendo una pequeña niña, sin manera de protegerme a mí misma y sin el deseo de hacerlo. Abusaron de mi por primera vez a la edad de seis años y siguió durante años por parte de mi padre, mi hermano y un amigo de mi padre, un novio en la secundaria y extraños. Adicionalmente, me encontraba en una relación de pareja violenta que originó que necesitase una cirugía para colocar mi ojo en una nueva órbita y precisó que tuvieran que injertarlo dentro de mi cráneo porque el mío se encontraba tan dañado que ni siquiera podía repararse.
Para hacer más corta la historia, después de todas las veces en las que fui violada, después de todos los años de abuso, me encontraba sentada en la camilla de un hospital y me dijeron que estaba embarazada. No tenía un trabajo formal, no tenía un carro; ni siquiera tenía licencia de conducir. Era anoréxica, había días en los que estaba sin comer o solamente hacía una comida. Me encontraba en proceso de recuperación de autolesionarme (cortarme) y tenía pensamientos suicidas. No tenía mi propia casa ni nada. Traté de estudiar en la universidad, pero no podía obtener ayuda financiera porque era menor de edad y tenían que hacer un estudio financiero de mi padre a pesar de que no vivía con él y de que no me ayudaba económicamente en nada. No podía cuidarme a mí misma, no quería cuidarme; solamente quería que mi dolor terminara y deseaba morir, pero era demasiado cobarde como para tomar la decisión de suicidarme... y ahora estaba embarazada.
Kelly con el hijo que dio sentido a su vida cuando todo parecía perdido.
Dos visiones de la realidad
En este punto comencé a escuchar las dos diferentes historias sobre mí y mi hijo que aún no había nacido. La más fuerte era que yo estaba destruida, que no valía la pena, que no podía criar a este hijo y que iba a destruirme y que era mi decisión y que sería lo mejor para mí matar a mi bebé.
La otra versión que escuché fue que yo era valiosa, que yo no merecía lo que me ocurrió y que podía hacer lo que me propusiera y que si en eso planes se encontraba ser madre, entonces, SÍ, YO PODÍA. Escuché estas palabras de boca de mi predicador, de mi doctor, de mi terapeuta y de parte de algunos amigos y familia. Mientras que el mundo gritaba que yo era un desastre y que este bebé sería una carga, aquellos en quienes más confiaba decían que yo podía y que este bebé era una bendición.
"Por mi hijo"
Simplemente, veía a mi hijo como “mi hijo”. Fui a la Universidad por mi hijo. Empecé a comer correctamente y a seguir los consejos de un nutricionista por mi hijo. Denuncié y le di seguimiento con el abogado de distrito a los cargos presentados contra mi violador, por mi hijo. Estuve en terapia, en escuela padres y trabajé muy duro para ser una mejor persona, por mi hijo. Yo no decidí salvar del aborto la vida de mi hijo: mi hijo salvó mi vida. Porque cuando me dijeron años atrás que estaba embarazada en aquella habitación, me dijeron que estaba embarazada de mi hijo.
El hijo de Kelly: muchos en su entorno querían que lo matase.
Las palabras son tan fuertes y mi hijo no es el hijo de un violador. Él es mi bebé, el hijo de una víctima de violación y mi pequeño héroe. Mi hijo me ha mostrado lo que el amor incondicional es, lo que la familia debe ser y lo que se siente cuando alguien te dice: “Te amo” y lo dice con el corazón y sin condiciones y aún más, lo que se experimenta cuando eres tú quien dice “te amo” y saber que podría caminar sobre vidrios rotos por él. Por mi hijo.
Publico esto y animo a todos los que lo lean a dejar de darle fuerza al enemigo y dejar de llamar a estos niños preciosos lo que no son y llamarles como se debe: víctima conjunta de un crimen, no casos de violación. Llámenlos los hijos de víctimas de violación, no los hijos de violadores. Díganle a la víctima de violación que ella puede, que ella tiene un valor incalculable y que puede superar cualquier cosa. El dolor, la culpa, las noches sin dormir puede que no desaparezcan completamente, pero sí pueden disminuir. De la misma forma que yo, estas mujeres pasarán por esto. Ellas estarán mejor, ellas pueden cuidarse a sí mismas y ser una buena madre. ¡Díganle a una mujer que ella puede criar a su propio hijo!
Pincha aquí para leer otros casos como el de Kelly en el blog Salvar el 1.
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